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La Oración en el Islam

Jadiyah bin Juwailid (Madre de los creyentes)

Jadiyah bin Juwailid (Madre de los creyentes)

Ella fue la primera en dar testimonio de que no existe nada ni nadie que merezca ser adorado excepto Alá y que su esposo era el Mensajero de Alá. Su esposo era nuestro amado Profeta, Muhammad, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), y ella era Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella.

Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, venía de una noble familia. Su padre, Juwailid, era uno de los más honorables líderes de su tribu, hasta que fue asesinado en batalla. Su esposo también murió, dejándola como una mujer muy rica. Cuando Muhammad, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), aún era un joven hombre, ella le confió algo de su riqueza para que hiciera negocios en Siria en nombre de ella. Bien conocido por su honradez, veracidad y confiabilidad, él, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), regresó de Siria después de haber logrado un gran beneficio para ella. 

Luego de escuchar la cuenta de su viaje, ella pronto decidió que él sería el mejor de los esposos. A pesar de que muchos de los eminentes nobles de Quraish ya le habían propuesto matrimonio, ella los había rechazado. A su debido tiempo, ella escogió a Muhammad, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él). Después de que el tío del Profeta, Abu Talib, dio su bendición al matrimonio, Muhammad, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), y Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, se casaron. Al momento del matrimonio, el Profeta, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), tenía veinticinco años, mientras que Jadiyah tenía cuarenta.

Durante los siguientes quince años ellos fueron felices viviendo juntos y Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, tuvo muchos hijos. Su primero hijo, un niño al que llamaron Qasim, murió cuando tenía dos años de edad. Tuvieron dos hijos más, Taeib y Tahir, pero ellos también murieron durante su infancia, que Alá Esté complacido con ellos. Sin embargo, Muhammad, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), y Jadiyah también tuvieron cuatro hijas que sobrevivieron: Zainab, Ruqaiah, Umm Kulzum y Fatima, que Alá Esté complacido con ellas.

Nadie, excepto Alá por supuesto, conoce más acerca de un hombre que su esposa, tanto las buenas como las malas cualidades, así como sus fortalezas y debilidades. Mientras más conocía Jadiyah acerca de su esposo, más lo amaba y respetaba. Todos en Meca lo llamaban ‘Al Amin’, que significa ‘el confiable’; y ella más que nadie sabía cuán adecuado era este nombre.

Se convirtió en una costumbre para Muhammad pasar cada año el mes de Ramadán en retiro y meditando en una cueva sobre la montaña de Hira’, que está en las cercanías de Meca. Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, siempre se aseguraba de que él tuviera suficiente comida y bebida durante su retiro. Así fue hasta que llegó el día cuando Muhammad, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), regresó a casa temblando y con temor, diciendo: “¡Cúbreme! ¡Cúbreme!”; luego le relató a su esposa: “Mientras estaba en la cueva, el ángel Yibril (Gabriel) vino a mí y dijo: ‘¡Lee!’ Respondí: ‘No sé leer’. Entonces me tomó y me abrazó fuertemente, luego me dejó ir y repitió la orden: ‘¡Lee!’ Dije: ‘No sé leer’, y una vez más me abrazó hasta que quedé exhausto, luego me soltó. Entonces ordenó una vez más: ‘¡Lee!’ Respondí: ‘¡No sé leer!’ Me abrazó por tercera vez y después de soltarme dijo (lo que se interpreta en español): {¡Lee! [¡Oh, Muhammad!] En el nombre de tu Señor, Quien creó todas las cosas. Creó al hombre de un cigoto. ¡Lee! Que tu Señor es el más Generoso.} [Corán 96:1-3] Luego salí hasta la montaña, escuché un sonido viniendo del cielo que decía: ‘¡Oh, Muhammad! Tú eres el Mensajero de Alá y yo soy Yibril’. Así que levanté mi cabeza para ver, y vi a Yibril extendiendo sus alas sobre el horizonte, diciendo: ‘¡Oh, Muhammad! Tú eres el Mensajero de Alá y yo soy Yibril’.

Entonces me detuve en mi lugar y no seguí adelante ni retrocedí hasta que él se fue. Y aquí estoy, ¡oh, madre de ‘Abdullah (Jadiyah)!

Entonces Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, dijo: “¡Oh, padre de Al Qasim! Envié a algunos de mis mensajeros a buscarte y ellos miraron por todas partes y no te encontraron, entonces regresaron”. Luego ella sonrió y dijo: “Anímate, mi querido esposo, porque yo espero que tú seas el profeta de esta nación. Alá nunca te humillará porque tú eres bueno con tus parientes, eres veraz en tus palabras, ayudas a los necesitados, apoyas al débil, alimentas al invitado y respondes el llamado de quienes piden ayuda”.

Después de eso, ella fue con el Profeta, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), a ver a su primo, Waraqah Bin Nawfal Bin Asad Bin ‘Abd Al ‘Uza, quien era cristiano en la era pre islámica y solía escribir (partes) la Biblia en hebreo. Él era un anciano y se había vuelto ciego. Yadiyah, que Alá Esté complacido con ella, dijo: “¡Primo, escucha a tu sobrino!” Waraqah preguntó: “¡Oh, sobrino mío!, ¿qué has visto?” El Mensajero de Alá, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), le dijo lo que le había pasado. Waraqah respondió: “Este es el Namus (el ángel que está a cargo de los mensajes divinos) que Alá envió a Musa (Moisés). Me gustaría ser más joven. Me gustaría vivir hasta el tiempo cuando tu gente se expulse”. Muhammad, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), preguntó: “¿Me expulsarán?” Waraqah respondió afirmativamente, diciendo: “Todo aquel que ha venido con algo similar a lo que tú has traído, ha sido tratado con hostilidad, y si yo viviese hasta ese día, entonces te apoyaría fuertemente”.

Los años que siguieron fueros difíciles ya que los líderes de Quraish hicieron todo lo que pudieron para detener al Profeta, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), y evitar que divulgara su mensaje. Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, fue una fuente constante de ayuda y consuelo para él a través de las dificultades que tenía que soportar. Toda su riqueza fue gastada en la causa de Alá, ayudando a esparcir el mensaje del Islam, para liberar esclavos que habían abrazado el Islam y para alimentar y dar refugio a la comunidad de musulmanes que lentamente comenzó a crecer y fortalecerse.

Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, fue la primera en aceptar públicamente a Muhammad, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), como el Mensajero de Alá. El amor y la misericordia habían crecido entre ellos, aumentando en calidad y profundidad a medida que los años pasaban, ni siquiera la muerte pudo extinguir este amor.

Después de mucho trabajo duro y esfuerzo sincero, Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, alcanzó un gran nivel y una exaltada posición entre los musulmanes. Fue relatado por Abu Hurairah, que Alá Esté complacido con él, que en una ocasión, mientras Jadiyah estaba aún con vida, Gabriel se presentó ante el Profeta, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), y dijo: “¡Oh, Mensajero de Alá! Jadiyah está viniendo con un tazón de sopa (o comida o bebida) para ti. Cuando venga a ti, dale saludos de paz de parte de su Señor y de mi parte, y dale las buenas noticias de un palacio de joyas en el Jardín, donde no habrá ningún ruido ni cansancio”.

‘Ali Bin Abu Talib, que Alá Esté complacido con él, narró que el Mensajero de Alá, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), dijo: “La mejor mujer del mundo es Mariam (María), que Alá Esté complacido con ella, (durante su tiempo). La mejor mujer del mundo es Jadiyah (durante su tiempo)”.

Jadiyah, que Alá Esté complacido con ella, vivió como una mujer honorable y libre, y murió como una misericordiosa creyente, por lo que el Profeta, (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), dijo después de su muerte: “Alá me Bendijo con una mujer como Jadiyah: ella creyó en mí en el tiempo en que las personas eran incrédulas; ella me apoyó con su dinero en un tiempo en que la gente me lo prohibía; y Alá me bendijo con hijos solo de ella, entre todas mis esposas”.

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